EL OJO DE LA CERTEZA

En un principio, el hombre primordial, el Adam Kadmon o Adam Primordial, en una existencia paradisíaca contaba con un cuerpo glorioso, etéreo e incorruptible, en perfecta comunicación con la Divinidad. Sin embargo, dotado de libre albedrío decide ingresar al mundo de la dualidad y de las forma, desciende a la naturaleza naturada, pierde la consciencia del yo verdadero así como la comunicación directa que tenía con la Divinidad. Revestido con su túnica de piel, su nuevo cuerpo va a ocultar su núcleo de inmortalidad, de tal manera que su ojo espiritual como órgano de percepción interior se cierra a la Luz Divina y es entonces cuando se abren los ojos físicos al mundo de la dualidad . Por todo ello, este Adam terrestre, síntesis formulada por Dios del Adam Kadmon o Adam Primordial, en la cual el Macrocosmos se reproduce en el Microcosmos, debe comenzar a enfrentarse al mundo manifestado, así como al conocimiento del bien y el mal.

Al percatarse de que toda lo exterior tiene un origen interior en el Ser en donde tuvo nacimiento, primero como causa y luego como efecto, trata de efectuar su Gran Obra, buscando retornar al Paraíso perdido , mediante un perseverante e intenso trabajo interior que le permita re-encontrar su propia realidad, valiéndose para ello tanto de sus facultades y de su naturaleza psíquica, así como de la ayuda de Dios. De esta manera el cuerpo físico, que nos permite la percepción del mundo material a través de los sentidos, va a constituir un importantísimo factor para nuestro desarrollo y evolución espiritual.

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